¡Ay Carmela!
Organizado por: Teatro de Canales de la Sierra
Venta online cerrada.
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Detalle del evento
de José Sanchis Sinisterra
Mon Teatro
Dirección FERNANDO GIL TORNER, Carmela INÉS LEÓN SALAZAR, Paulino CÉSAR NOVALGOS
Diseño Luminotecnia CARLOS CREMADES, Vestuario DIANA CRISTÓBAL,
Diseño escénico MENDI Y LASO, Peluquería y Maquillaje ISRAEL IGLESIAS (PEISSI LOOK)
Utilería TRES TRISTES TIGRES, Producción ejecutiva CÉSAR NOVALGOS, Dirección técnica CARLOS CREMADES
9 de agosto de 2019 a las 20:30
Carmela y Paulino son actores de “varietés”, actuando en plena Guerra Civil española en la España republicana. En uno de sus desplazamientos atraviesan por error las líneas que separan ambos bandos, nacional y republicano, e inesperadamente se encuentran entre las tropas nacionales que acaban de tomar la villa de Belchite, siendo capturados como prisioneros por los franquistas. Una vez allí, se verán empujados a improvisar una función teatral, en honor de las tropas vencedoras en la que se incluye una parodia contra la República, para hacer burla de los brigadistas internacionales que van a ser fusilados a la mañana siguiente. Carmela, indignada, interrumpe espontáneamente dicha parodia pese a los intentos desesperados del apocado Paulino, provocando un fatídico desenlace. La obra se construye como un gran flashback a partir de los recuerdos de Paulino.
El autor nos sitúa en un tiempo cambiante y repetitivo en un espacio donde se confunde lo vivo y lo muerto, conviviendo el miedo y la rabia, la injusticia y la búsqueda de la supervivencia, donde el humor y la risa nos llevan de la mano hasta asomarnos a la estupidez de los hombres.
Sobre esta trama, Sanchis Sinisterra se apunta el acierto de no tomar partido por un bando o por otro, sino de tomar partido por la inocencia. No inocencia entendida como candidez, sino entendida como la víctima última y siempre silenciada en cualquier guerra: la de todos los inocentes que sólo quieren hacer su vida, en paz con sus vecinos y respetando, sin juzgar, las ideas del otro, y que se ven atropellados por una vorágine de destrucción, de crueldad, de la que no son responsables y que no alcanzamos a comprender nunca.
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